Mensaje Rúnico

El alfabeto rúnico, pertenece a los lenguajes iniciáticos de Luz.
El Verbo Divino se plasmó a través de la Luz y las runas son simplemente Luz proyectada sobre aspectos del ser humano. Hacerlas visibles corresponde al Witki, mago, iniciado u operador rúnico.
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martes, 29 de abril de 2014


COMO LEER LAS CARTAS RUNICAS
Para conocer nuestro destino nada mejor que consultar con estas milenarias cartas, en las que se encuentran resumidas las mágicas enseñanzas de los pueblos nórdicos.

Cuando los romanos iniciaron sus campañas a las Galias y a Germania se encontraron con pue­blos que concedían gran impor­tancia a las ciencias adivinato­rias y seguían al pie de la letra los dicta­dos de las sibilas y los oráculos, que eran -a su vez- los que interpretaban la voluntad de los dioses. Entre esto últi­mos ocupaba un lugar especial Odín, deidad de la guerra, de la magia y de los muertos. Cuenta la leyenda que este dios estuvo colgado del fresno que sos­tiene el mundo durante nueve días y nueve noches, sin beber ni comer. La le­gendaria tradición sostiene que Odín llevó a cabo tamaño sacrificio con un único objetivo: acceder al conocimiento de las runas, a la facultad de ver más allá y luego transmitir el saber a los mortales que le ofrecían sacrificios. Por esta razón, los antiguos cultores del arte de las runas invocaban a Odín antes de comenzar a trabajar con ellas, ya sea pa­ra curar a los enfermos, cambiar las condiciones del clima, transformar el mal en bien, etcétera. De la misma ma­nera, cuando los soldados germánicos iban a la guerra llevaban en sus espadas y en sus cascos símbolos rúnicos pues sabían que de ese modo, Odín los prote­gería del enemigo y alejaría de sus espí­ritus los temores y, eventualmente, la cobardía.

LAS CARTAS RÚNICAS 


Si bien tradicionalmente los signos rú­nicos se imprimían a fuego de delgadas tablillas de madera, en piedras y sobre dis­cos de bronce, oro o cobre, lo cierto es que a partir de determinado momento co­menzaron a propagarse las cartas rúnicas. Las mismas tienen un diseño similar a las tradicionales barajas españolas o de póquer, y fueron ideadas para transmitir con mayor facilidad las enseñanzas en el terreno de la magia que cultivaban los nórdicos. Gracias a esto, la sabiduría de los viejos maestros rúnicos pudo ser trans­mitida de generación en generación.

Las cartas rúnicas, que cualquier perso­na puede confeccionar en su casa, copian­do los símbolos en rectángulos de cartuli­na, se encuentran grabadas de un solo la­do y con un solo signo. En total son 21 barajas, más una en blanco que, al igual que "El Loco" del Tarot, carece de núme­ro que representa el destino, el karma, lo inevitable que permanece oculto. Hay que aclarar que los signos poseen una riqueza emblemática que sólo pueden ser interpre­tadas por una persona interiorizada en el conocimiento rúnico. En este sentido, cabe considerar algunos aspectos de im­portancia. Por ejemplo, los maestros han enseñado que cada carta puede ser leída de dos maneras diferentes, según la posi­ción que ocupa respecto de las demás (es decir, si se encuentra en posición normal o invertida).

A los efectos prácticos también se debe apuntar que las cartas rúnicas se dividen en tres septenarios, cuyos contenidos pue­den resumirse de la siguiente forma:


Primer septenario

A-Nauthiz
Derecha: Hay que planificar el futuro con prudencia.
Invertida: La imprudencia conducirá al fracaso.

B-Fehu
Derecha: Satisfacciones románticas
Invertida: Dificultades con los sentimien­tos

C-Laguz
Derecha: Premoniciones que se cumplen.
Invertida: Prudencia con el dinero.

D- Ansuz
Derecha: Enfrentará los problemas con sa­biduría.
Invertida: Malos consejos.

E- Teiwaz
Derecha: Apasionada aventura amorosa. Invertida: Separación, tristeza causada por amigos.

F- Eihwaz
Derecha: Se solucionará un antiguo pro­blema.
Invertida: Un antiguo problema originará dificultades.

G- Algiz
Derecha: Cambios a nivel laboral.
Invertida: Será conveniente rechazar una oferta.

Segundo septenario

H- Othila
Derecha: Recibirá una herencia o un lega­do.
Invertida: Accidentes, daños físicos.

I- Inguz
Derecha: Llegarán noticias.
Invertida: Problemas de comunicación.

J- Kano
Derecha: Nuevos vínculos o asociaciones.
Invertida: Rupturas, pérdida de un amigo.

k- Thurisaz
Derecha: Mudanza.
Invertida: Un viaje desagradable.

L- Wunjo
Derecha: Éxito, felicidad.
Invertida: Autosacrificio, retrasos.

M- Raido
Derecha: Vacaciones, cambios, visitas.
Invertida: Viajes y cambios repentinos.

N- Berkana
Derecha: Familia, matrimonio, hijos.
Invertida: Mala salud, esterilidad, di­vorcio.

Tercer septenario

O- Uruz
Derecha: Suerte en asuntos de dinero, as­censos.
Invertida: Perderá una oportunidad.

P- Sowelu
Derecha: Inspiración repentina.
Invertida: Imposibilidad de ver lo eviden­te.

Q- Hagalaz
Derecha: Pequeños retrasos, desacuerdos familiares.
Invertida: Demoras, disputas familiares.

R- Perth
Derecha: Suerte inesperada, sorpresa agradable.
Invertida: No confiar en desconocidos.

S- Ehwaz
Derecha: Firma de documentos o contra­tos.
Invertida: Enemigos al acecho.

T- Mannaz
Derecha: Cambios que traerán prosperi­dad.
Invertida: Aislamiento, desinterés.

U- Isa
Derecha: Éxito seguro.
Invertida: Un fracaso que conduce a una nueva oportunidad.

Carta en blanco
Derecha o invertida: El destino, el karma, lo inevitable.

LA RUEDA RÚNICA


Uno de los aspectos que hay que conside­rar cuando se quiere leer el mensaje de las cartas rúnicas, es el lugar que ocupa cada una de ellas en la Rueda Rúnica. En esta modalidad de tirada se van sacando las cartas y se las va colocando en círculo en el sentido de la agujas del reloj. La rueda se cierra con la carta N° 12. La N° 13, que representa al consultante y atrae hacia ella la energía de todas las demás, debe colocarse en el centro del círculo.


En la tirada conocida como Rueda Rú­nica los naipes cobran un nuevo simbo­lismo, concedido por su ubicación en el círculo. De esta forma, el "operador" rúnico que elige este método deberá tener en cuenta la siguiente descripción:

Carta rúnica Nº 1: Simboliza el "Yo" más íntimo y definitorio, el que confiere la personalidad.

Carta rúnica Nº 2: Hace alusión al di­nero, al poder adquisitivo, al patrimonio y a las posesiones materiales.

Carta rúnica Nº 3: Incide sobre los as­pectos de la vida cotidiana, familia y tra­bajo especialmente.

Carta rúnica Nº 4: Señala las preferen­cias por lo inmediato y lo cercano. Apego a la casa, al hogar y al mundo íntimo.

Carta rúnica Nº 5: Simboliza lo creati­vo, la fuerza de la iniciativa, la entereza en la realización de los proyectos y la capaci­dad para expresar los propios pensamientos con precisión.

Carta rúnica Nº 6: Se refiere al aspecto externo, a la salud y a la enfermedad.

Carta rúnica Nº 7: Incide sobre el mundo afectivo, especialmente sobre el matrimonio y el amor.

Carta rúnica Nº 8: Incide en los asun­tos personales y legales, particularmente en todo aquello que guarda relación con la herencia y las últimas voluntades.

Carta rúnica Nº 9: Se refiere a la edu­cación y al comportamiento en sociedad. También hace alusión al deseo de conocer nuevos ambientes y al gusto por los via­jes.

Carta rúnica Nº 10: Simboliza la valía personal y los logros conseguidos por el individuo mediante el estudio y el esfuer­zo.

Carta rúnica Nº 11: Representa las re­laciones humanas y la sensación de ale­gría entre los amigos.

Carta rúnica Nº 12: Incide sobre la vi­da interior y revela la valía del mundo psí­quico y anímico de las personas.

Carta rúnica Nº 13: Representa el con­sultante con todas las implicaciones que de ello se derivan.

Una vez que el tirador de cartas rúnicas haya formado el círculo, para dar comien­zo a la interpretación, debe relacionar ca­da runa con las que se encuentran a ambos lados, con la que tiene enfrente y con la central. Es preciso tener en cuenta que una carta está al derecho si su base se orienta hacia el centro de la rueda; en cambio, es­tá invertida cuando la base mira hacia afuera.

Veamos un ejemplo: luego de haber ti­rado las cartas y formado el círculo, el consultante desea saber cosas relativas al amor y al matrimonio, es decir, la posi­ción número 7 de la Rueda Rúnica. El in­térprete tendrá en cuenta, entonces, las po­siciones 8 y 9 (que están a ambos lados), la 1 (que está enfrentada- y la central).

Si el sitio Nº 7 ha caído la carta Nº 1 -"planificar con prudencia" si se encuen­tra derecha, "la imprudencia conducirá al fracaso" la imprudencia si está invertida-, esta representación será analizada a la luz de los naipes que hayan caído en los tres lugares restantes.

Generalmente se consulta sobre uno o dos temas en particular, pero esto no impi­de realizar un estudio más a fondo tenien­do en cuenta las doce ubicaciones de la rueda. Asimismo, la carta Nº 13 del círcu­lo (es decir, la que simboliza al que con­sulta) indicará -según el símbolo rúnico que caiga en el lugar- el problema más acuciante para la persona, de acuerdo con las indicaciones dadas en los tres septena­rios. En cualquier caso, se procurará que el consultante y el maestro rúnico se en­cuentren a solas. Los antiguos vikingos solían inaugurar la sesión con un prólogo de rezos invocando la generosidad del dios Odín, pero en la actualidad esta cos­tumbre se ha reemplazado con una breve sesión de concentración. Una vez realiza­da ésta, las cartas se distribuyen sobre la mesa y el consultante mismo las pone una sobre otra antes de que el operador rúnico las ubique en círculo.

Tirada de Yqgdrasil

Esta tirada era una de las preferidas por los antiguos vikingos. Tiene una característica: en ningún caso dice en forma ta­jante lo que uno debe hacer o dejar de ha­cer, sino que posee un sentido orientador. Se desarrolla de la manera siguiente:

El operador va depositando, de derecha a izquierda, tres cartas boca abajo sobre la mesa. Luego de la etapa de concentración previa, el consultante hace una pregunta sobre algo que lo preocupa y el lector rúnico va destapando, también de derecha a izquierda, las tres cartas. La primera carta de la derecha le revelará la circunstancia por la que está atravesando ahora, ponien­do de manifiesto sus verdaderos sentimientos. La carta del medio, más objetiva, indicará la actitud que el consultante debe asumir para resolver exitosamente la men­cionada situación. Por último, la carta de la izquierda brinda la solución total del problema, indicando el rumbo que toma­rán las cosas.


En todos los casos, el operador de cartas rúnicas tendrá en cuenta los factores adicionales que puede aportar el consultante, ya que -como se ha dicho- esta tirada po­see un sentido orientador más general que particular.

Tirada de Odín

La tirada de Odín, otra de las variantes más utilizadas en la antigüedad escandina­va, consiste en lo siguiente: el consultante distribuye sobre la mesa todas las cartas y el tirador, las recoge de derecha a izquier­da hasta tenerlas juntas en un montón. A partir de allí, con el mazo boca abajo so­bre la mesa, el consultante plantea inquie­tudes y el tirador va retirando de a uno los naipes y dando las respuestas. En todos los casos, la carta estará derecha si su base se orienta hacia donde se encuentra el lec­tor rúnico, e invertida cuando suceda lo contrario

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